
Los habitantes del sector que han vivido allí durante tantos años no solo ven como su historia en la vereda se va desdibujando sino que también temen por su seguridad, la tranquilidad que antes caracterizaba el sitio ya no es la misma, los servicios están subiendo y la demanda de ellos ha incrementado lo que afecta su economía en gran medida
Cabuyal ruega por que la Alcadía de Copacabana se ocupe de esta problemática y no se olviden de los grandes riesgos que implican el desplazamiento de las personas a las zonas rurales del municipio.
La historia de Copacabana Antioquia
Pasado, Presente y Futuro
Reseña histórica
Documentado por el Centro de Historia “Heriberto Zapata Cuéncar” de la Casa de la Cultura.
1. Descubrimiento de su territorio y primera misa en el Valle de Aburrá:
Cree la mayoría de Historiadores Antioqueños que la tropa del Capitán español Don Jorge Robledo, subalterno de Don Sebastián de Belacázar o Moyano, viniendo desde Cali, entrando por el alto del Barcino, descubrió el Valle del Aburrá en la madrugada del 24 de Agosto de 1541. Hay otra tesis que asegura que lo fue el 2 de Agosto por aquello de “un día después de San Bartolomé” que dice la crónica de Sardella.
Después de explorar todo el valle, yendo hasta el “Río Negro”, la quebrada “La Mosca” y terrenos aledaños, buscando el valle de Arvi, versión antioqueña de el Dorado, convergieron sobre un poblado indígena que existía al pie de un cerro, situado en la margen derecha del río, que llamaron “La Tasajera, porque tasajea el valle”, según un documento notarial aportado por el Historiador Copacabanaita Don Juan de la Cruz Congote, situado en la confluencia de la quebrada “La Chuscala” con el río “Aburrá”.
Se trataba de indios de la tribu de Niquía, cuyo cacique y familia principal vivían en la margen izquierda del río, frente a la desembocadura de la quebrada “que tiene las piedras blancas”. Estos indios, de la gran familia Nutabe, tenían sus tierras en plena producción agraria y criaban animales domésticos para el consumo, cultivaban, hilaban y tejían el algodón que vestían y, además, trabajaban las minas de aluvión sobre el río y la quebrada, por lo que fueron considerados ricos por los invasores.
Algunos soldados decidieron separarse de la expedición y “asentarse” a vivir en La Tasajera, dadas “las minas promisorias y las indias amorosas”, con sus esclavos africanos que traían para su proyecto de trabajar las minas, y de sus indios “peruleros”, es decir que los acompañaban como cargueros y mujeres “de servicio”, desde el alto Perú, Bolivia, en su campaña contra Atabaliva, nombre españolizado en Atahualpa.
El cristiano Conquistador Capitán Don Jorge Robledo mandó construir una pequeña ermita, y les dejó uno de sus capellanes que traía, el Frayle Franciscano Padre Facundo Martín de la Parra, a quien ordenó celebrara la Santa Misa antes de la partida del resto de la tropa, que seguiría a la fundaciónde la ciudad de Santa Fe de Antioquia. Era el 8 de Septiembre de 1541.
El poblado de La Tasajera, fue, pues, un real de minas. Tiempo después, por la importancia de un español dueño de varias de esas minas, el pueblucho se denominó “Real de Minas de Don Juan de Espinosa”. En lo espiritual, lo empezaron a servir los Curas Doctrineros, entre los que se recuerda a los padres Luis de Monsalve y Thomás Francisco de Arnedo y Paladines de la Fuente. Éste último sería nombrado Cura Beneficiado de Tasajera en 1670, pues el Padre Francisco Mayoral de Olivas y olivares, nombrado al crearse la Parroquia Santo Domingo de la Tasajera, en 1659 por el Obispo de Popayán el peruano Don Basco Jacinto de Contrera y Valverde, no dejó rastro, ni libros parroquiales, pues parece que nunca vivió en Tasajera.
En 1677, 14 de Febrero, el Señor Obispo de Popayán Don Cristóbal Bernaldo de Queiroz, visitó la Parroquia Santo Domingo de la Tasajera, y dejó en el denominado Primer Libro de Visitas Canónicas o Pastorales, como auto de reforma de costumbres, la siguiente nota: “Goza el heroico timbre de ser primada entre todas las demás Iglesias del Valle de Aburrá, por haber sido erigida en capilla, al tiempo de la Conquista, por el Capitán Jorge Robledo y donde primeramente se celebró el Santo Sacrificio de la Misa por el Padre Facundo Martín de la Parra, Capellán de su ejército”. Lo mismo afirmó en su libro “Carnero” el cronista Don José Antonio Benítez, apodado “el cojo”, en 1792.
2. El 17 de Noviembre de 1659 se creó la Parroquia llamada entonces Beneficio; el decreto lo firma el Obispo de Popayán Don Basco Jacinto de Contrera y Valverde, y en dicho documento se aclara que Tasajera era ya para entonces “Sitio”, es decir lugar en el que se podían aposentar blancos, negros e indios (en un resguardo solamente podían vivir indios como el caso de San Lorenzo de Aburrá, el pueblo que dio origen a Medellín) Transcribimos el decreto mencionado que dice: “EL BENEFICIO DE SANTO DOMINGO CON LOS NEGROS DEL SEÑOR GOBERNADOR. Ha de tener por jurisdicción el Hato del Señor Gobernador, el Hato del Capitán Mateo de Castrillón, el Sitio de la Tasajera, los negros de esta banda del río de los osos, los negros del Capitán Juan Jaramillo, lo cual todo pertenece al dicho Beneficio de Santo Domingo.”
Como puede verse nunca hubo un San Juan de la Tasajera como alegan sedicentes historiadores de cultura histórica libresca o revisteril. Al fundarse Medellín en 1675 se votaron por patronos a Nuestra Señora de la Candelaria y a San Juan, lo que no habría ocurrido de llamarse así Copacabana.
En 1670 se nombró beneficiado, o cura párroco, al Padre Thomás Francisco de Arnedo y Paladines de la fuente, quien abrió los libros parroquiales ya citados, y se construyó el primer templo pajizo con campanario.
3. El traslado o el éxodo, y el nuevo nombre de Copacabana:
Hacia 1790 la opulenta dama doña Ana de Castrillón y su primer esposo, el ex Gobernador de Antioquia don Juan Gómez de Salazar, reclamaron como de su propiedad las tierras en que se asentaba el pueblo de La Tasajera, y se produjo el éxodo de los mineros y sus familias hacia el sur a las riberas de la quebrada Piedras Blancas, encabezado por el Cura de Almas, el Padre Arnedo, quien enarboló, como nuevo lábaro para guiar a estas pobres gentes desplazadas, un retablo de estilo altoperuano que representa a la Virgen María con su niño en brazos. El cuadro había sido traído desde Bolivia, la “Kapakahuana” del lago “Titicaca”, por indios altoperuanos que desde Tasajera regresaron a sus patrios lares y a sus antiguas familias y tornaron nuevamente a Tasajera. En 1702 se operó el cambio de nombre, de Santo Domingo de la Tasajera por Nuestra Señora de Copacabana de la Tasajera.
4. Kapakahuana o Copacabana, origen del nombre:
Según el “Diccionario Ortográfico de Apellidos y de Nombres con un apéndice de nombres geográficos de Colombia” escrito por César Conto y Emiliano Isaza, miembros correspondientes de la Academia Colombiana de la Lengua, cuarta Edición, Moffat y Paige, Londres 1895, página 113, nota 104, (síntesis): Copacabana es la españolización del vocablo, quechua o aimara, ”Kapakahuana”. Esta palabra, del Runa Sini, se descompone así:
Kapa: con el significado de claro, sereno, alegre.
Kahuana: lugar cómodo, conveniente, desde donde se puede ver a los lejos, bella vista.
El Filólogo alemán J. J. Von Tschudi lo dice en su lengua “ ein velverder”, mirador.
Algunas traducciones poéticas han sido: “Mirador azul”, o “Miradero de la piedra sagrada”.
Esta expresión, Kapakahuana, designó, en la antigüedad inca, un santuario de adoración al sol, elevado sobre la península del Kapakahuana sobre el Titicaca o lago sagrado.
Los españoles, para suplantar la religión indiana, colocaron allí un Santuario, un templo y una devoción a la Virgen María. El indio noble, o bien emparentado, Francisco Tito Yupanqui, esculpió, en estuco o barro cocido, la imagen de Nuestra Señora, que los indígenas llaman “la mamita del lago”. Tal artista fue también pintor; sus cuadros se regaron por todo el mundo. Uno de esos cuadros, nuestro Venerado Retablo, nos acompaña hace ya cerca de cuatrocientos años. Es la Patrona de la Población y la nominativa. Está blasonada en el cuartel derecho del jefe de nuestro escudo municipal. Lo mismo en el escudo de la Parroquia en 1959, decretado por el venerado Padre Bernardo Montoya Giraldo, llamado, entro otros títulos copacabanitas “el Cura del Tricentenario Parroquial”.
5. Copacabana, fundadora de pueblos: Tres Curas Párrocos, o Beneficiados, es decir dueños de todas sus rentas religiosas, gabela que solamente perdían por renuncia, permuta o muerte, le dieron ese título a nuestra población.
- El Doctor Presbítero Francisco José Zapata Gómez de Múnera, segundo cura de Copacabana, pidió permiso, en 1702, para nombrar un Sacerdote ayudante, un Teniente, que fuera a los caseríos distantes a prestarles asistencia espiritual. Tal facultad se la concedió el Obispo de Popayán Fay Matheo de Villafañe en Visita Pastoral, “dada la preocupación del Pastor por sus ovejas distantes”.
- Pero esos caseríos incipientes se volvieron Poblados o Sitios de importancia, y sus líderes quisieron tener su propia iglesia y su propio Cura. El Padre Carlos de Puerta y Molina empezó a enviarles Pastores por cuenta de su Beneficio o Parroquia.
- El séptimo Cura de Copacabana, el Venerable, por su santidad, Padre Carlos José Cadavid Jiménez, doctorado en el Colegio del Rosario de Santa Fe de Bogotá, en una demostración de generosidad sin límites, permitió, porque ya vimos que podía oponerse por ser el propietario, la partición de su parroquia, a fin de crearle rentas a cada Cura que fuera a residir en esos “destierros”.
Porque en 1659, al crearse el ya nombrado Beneficio de Santo Domingo de la Tasajera, la parroquia quedó, según el decreto u orden del Señor Obispo de Popayán Don Basco Jacinto de Contrera y Valverde, y el beneplácito del Señor Gobernador de Antioquia Capitán Don Juan Gómez de Salazar, con un exorbitante territorio que comprendió los hoy municipios de: San Pedro de los Milagros, o Guamurú; Belmira, antes “Petacas”; Entrerríos, o Don Diego o Mesopotamia; Don Matías, Azuero o San Antonio del Infante; Santo Domingo, o Montañas de San Miguel; el Potrero de Barbosa, y Girardota o Hato Grande.



